Departamento Académico San Salvador. Universidad Católica de Santiago del Estero.
“La imagen corporal ha tomado un inmenso auge en las sociedades
contemporáneas, muchas de las cuales han creado toda una subcultura
basada en la percepción y la importancia de la imagen ideal ”.
La imagen corporal ha tomado un inmenso auge en las sociedades contemporáneas, muchas de las cuales han creado toda una subcultura basada en la percepción y la importancia de la imagen ideal (Banfield y McCabe, 2002; citada en Contreras et al., 2014).
El ideal delgado y las preocupaciones por el peso vienen de un modelo cultural que aunque hoy sea considerado estético, es sólo una moda y no es necesariamente saludable, ni accesible, además que puede tener consecuencias negativas, como una gran preocupación por el peso y la figura (Vidal, 2007).
La imagen corporal y las normas estéticas que rigen actualmente al mundo occidental pueden afectar el desarrollo psicológico tanto de hombres como de mujeres, pero son las mujeres, preadolescentes y adolescentes, las que presentan una mayor tendencia a padecer conflictos en la elaboración de la imagen corporal; estos conflictos, a su vez, pueden estar vinculados al desarrollo de problemas en las Conductas Alimentarias (CA) (Thompson, 2003; Bonilla et al., 2001; citada en Contreras et al., 2014).
Es por esto que, para la realización de la presente investigación, se ha elegido a la adolescencia por ser el grupo de edad donde se da la mayoría de los casos de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) y en donde se inicia prácticamente la totalidad de ellas, teniendo en cuenta que la moda más reciente en algunas jovencitas, es de la delgadez extrema; así también señalan algunos estudios la existencia de poblaciones con alto riesgo de presentar Trastornos Alimentarios (TA), las cuales son: las bailarinas de ballet, las gimnastas y las jóvenes que practican patinaje artístico (Patel et. al., 2003; Ringham et al., 2006; Sundgot-Borgen y Torstveit, 2004; Thomas et. al., 2005). Debido que se trata de actividades en las que mantener un cuerpo delgado se hace indispensable en éste contexto.
Para las bailarinas el aspecto corporal constituye una cuestión necesaria de contemplar en vista a responder al estereotipo propio de la actividad, generando distorsiones en relación a la “Imagen Común” lo cual para ellas es “Normal”, es por esto que la imagen que tienen las bailarinas va a ser considerada propia del mundo de la danza occidental (Barry y Garner, 2001 citada en Medina Valdez y Guadarrama Guadarrama, 2008).
Este estudio tiene como Objetivo General Explorar la Percepción de la Imagen corporal y su posible Incidencia en Conductas Alimentarias en Estudiantes Adolescentes de Danza que concurren a la Escuela Superior de Danza “Norma Fontenla” de la Ciudad de San Salvador de Jujuy, en el período 2015. Debido a que este tipo de estudios son muy escasos, sobre todo en la Argentina y en la Provincia de Jujuy, se considera relevante la investigación de dicha problemática en el contexto local.
Colateralmente se plantean como objetivos específicos: a) Identificar cuál es la Percepción de la Imagen Corporal de las Estudiantes Adolescentes en la Institución, b) Determinar la existencia o no de Síntomas y Preocupaciones características de los TCA en las Estudiantes Adolescentes en la Institución y c) Correlacionar la Percepción de la Imagen Corporal con las Conductas Alimentarias en las Estudiantes Adolescentes de la Institución.
Estos objetivos permitirán contrastar la siguiente hipótesis de investigación: Existe una asociación entre la Percepción de la Imagen Corporal y las Conductas Alimentarias de las estudiantes adolescentes de danza que concurren a la Escuela de Danza Superior “Norma Fontenla” de la Ciudad de San Salvador de Jujuy, en el período 2015. Por lo tanto lo esperado es que la Percepción de la Imagen Corporal se vea afectada a las Conductas Alimentarias.
Esta investigación se efectuó desde un enfoque y abordaje metodológico de investigación cuantitativa utiliza la recolección y el análisis de datos para contestar preguntas de investigación y probar hipótesis establecidas previamente y confía en la medición numérica, el conteo y frecuentemente en el uso de estadísticas para establecer con exactitud, patrones de comportamiento en una población (Cauas, 2006).
El método utilizado en la investigación fue de índole cuantitativo, porque se utilizó técnicas acordes para el análisis de datos para responder a las preguntas de la investigación, posibilitando de esta forma la medición de lo estudiado, permitiendo la obtención de datos de análisis estadístico (Rigual, 2006). El diseño de la investigación es no experimental de tipo correlacional. La investigación es de corte transversal, porque mide la prevalencia de la exposición y del efecto en una muestra poblacional (Hernández Sampieri et. al., 2008).
Las unidades de análisis son Estudiantes Adolescentes de la Escuela Superior de Danza Clásica “Norma Fontenla” de San Salvador de Jujuy. Se trabajó con las adolescentes cuyas edades estén entre los 15 a 18 años de edad.
La población se compone de 162 Estudiantes de Danza Clásica que desempeñan sus actividades en la institución, se eligió una muestra de 50 estudiantes, en donde se utilizó un muestreo Probabilístico de tipo aleatorio simple, en donde cada miembro de la población tiene la misma probabilidad de ser seleccionado al azar como unidad de análisis.
Criterio de Inclusión
Criterio de Exclusión
Respondiendo al enfoque y abordaje Cuantitativo, las estrategias metodológicas que se empleó en este estudio fueron 2 Cuestionarios (BSQ y EAT 26- ). Body Shape Questionnaire (BSQ): Es un cuestionario auto-aplicado específico para población femenina, formado por 34 ítems que evalúan la insatisfacción o preocupación por la forma corporal.
El BSQ va a medir la frecuencia con que aparecen ciertos pensamientos y emociones asociados con la imagen corporal. Los ítems son calificados en una escala tipo Likert de seis puntos: 1= nunca, 2= raramente, 3= a veces, 4= a menudo, 5= muy a menudo y 6= siempre.
La prueba cuenta con dos factores: insatisfacción corporal y preocupación por el peso (Castrillón et. al., 2007). En cuanto a los puntajes, para el primer factor es 59 y, para el segundo, 54 (Castrillón et at., 2007). Mientras que para los valores totales obtenidos se clasifican en cuatro categorías:
EAT-26: El Test de Actitudes Alimentarias (EAT) tiene por objetivo identificar, a través del autoreporte, síntomas y preocupaciones características de los trastornos alimentarios en muestras no clínicas (Garner et. al., 1982 citado en Corada y Montedónico Arancibia 2007). La versión de 26 reactivos utilizada en el presente estudio es la que propuso Garner y se contesta mediante una escala tipo Likert de 6 categorías de frecuencia: (1=Nunca; 2= Pocas Veces; 3= A Veces; 4= A Menudo; 5= Casi Siempre; 6= Siempre). Las respuestas dadas a cada elemento pueden puntuar de 0 a 3 y se da un 3 a las respuestas extremas en la dirección sintomáticas (“siempre” o “nunca” según que el elemento este redactado en sentido positivo o negativo en relación con lo que evalúa la variable). Se asigna 2 puntos a la respuesta inmediatamente adyacente y 1 punto a la siguiente. Las tres opciones más alejadas o asintomáticas reciben 0 puntos. El rango de puntuación oscila de 0 a 78. Test de Actitudes Alimentarias (EAT-26) (Garner et. al., 1982; adaptado por Gandarillas et al., 2002), sugiere fijar un punto de corte de 10 para distinguir los casos en riesgo de desarrollar un TCA, de la población general. Es decir, que los que superan este punto de corte (>10) se considera población de riesgo en las conductas alimentarias. A parte para evaluar cada ítem la prueba cuenta con tres factores: Dieta, Bulimia y preocupación por el peso y Control Oral.
Como en esta investigación el objetivo fue Explorar la Percepción de la Imagen Corporal y su posible incidencia en las Conducta Alimentaria de las estudiantes adolescentes de danza clásica de la Escuela Superior de Danza “Norma Fontenla” de San Salvador de Jujuy, en el período 2015. Además, se identificaron aquellos factores asociados a los Cuestionarios que se aplicaron a la muestra: BSQ (Percepción de la Imagen Corporal) y EAT -26- (Trastornos de Conductas Alimentarias).
De los resultados obtenidos en ésta investigación, se determinó que 28/50 estudiantes adolescente de danza clásica de la muestra total presentan preocupación con su imagen corporal fundamentalmente entre las edades de 15 y 16 años, las cuales se encuentran en una etapa de crecimiento y desarrollo en el que están constantemente evaluándose, y al encontrarse insatisfechas con su imagen corporal, puede llevarlas a realizar conductas alimentarias de riesgo.
En relación a la Percepción de la Imagen Corporal siguiendo al BSQ muestra que las estudiantes adolescentes de danza clásica que tienen entre 15 y 16 años presentan mayor preocupación por su imagen corporal y mayores porcentajes de riesgo de los trastornos alimentarios, quizá debido que la presión social es más fuerte hacia ellas y a la práctica que realizan, ya que, la danza clásica busca una figura lineal y esbelta (Bardone-Cone et. al., 2007). Sin embargo, el grupo de las estudiantes adolescentes de danza clásica que tienen entre 17 y 18 años de edad presentan valores muchos más bajo en relación a la preocupación de su imagen corporal, esto se puede deber que el adolescente medio, se apoyan en sus pares y se incluyen en la vida grupal con sus códigos y rituales propios que le permite construir una nueva imagen de sí (Quiroga, 2004).
Según Berger (1998), al cambiar el cuerpo también lo hace la imagen corporal; sin embargo, esto se vuelve problemático cuando la nueva forma y apariencia no es lo que uno esperaba ni se ajusta a los ideales culturales que se proponen. Por tanto, asimilarlo representa un reto en la capacidad de adaptación de los adolescentes (Flores, 2009).
Por otra parte, estos resultados apoyan lo que muchos estudios han señalado como existencia de poblaciones con alto riesgo de presentar trastornos alimentarios, como las bailarinas de ballet, las gimnastas y las jóvenes que practican patinaje artístico (Patel et. al., 2003; Ringham et al., 2006; Sundgot-Borgen y Torstveit, 2004; Thomas et. al., 2005). Debido que se trata de actividades en las que mantener un cuerpo delgado se hace indispensable, y en este contexto, la delgadez además de ser considerada un ideal de belleza, pareciera ser una característica asociada a un mejor desempeño. En este caso, ésta "presión" se traduce en la insatisfacción con el propio cuerpo en una muestra de adolescentes de una edad media.
En relación a los 2 Factores que evalúa el BSQ, se observó que aquellas estudiantes de danza clásica que presentan el FACTOR I (Insatisfacción Corporal), son un 47% de las estudiantes adolescentes de 15 años, seguido por las de 16 años con un 33%, a diferencia de aquellas que tienen 17 años con un 13% y 18 años que presentan un 7%. Por lo tanto, se infiere que al aumentar la edad disminuye el Factor I (Insatisfacción Corporal) influenciadas por la percepción de la imagen corporal.
“En el 2004, Argentina obtuvo el segundo lugar después de Japón
con los índices más altos de casos de TCA en el mundo;
refieren que 1 de cada 25 adolescentes sufren algún desorden”.
En lo que respecta al FACTOR II (Preocupación por el peso); se observa que aquellas estudiantes adolescentes de danza clásica que poseen más Preocupación por el Peso son las estudiantes adolescentes de 16 años con un 44%, seguido por las de 15 años con un 31%, por lo tanto se encontró que la edad puede ser un importante factor asociado a los niveles de insatisfacción con la imagen corporal. En este caso, se encontró que la edad de mayor preocupación por el peso son los 16 años. Sin embargo para las participantes entre 17 y 18 años, aunque los puntajes obtenidos descendieron, ésta diferencia no es muy amplia y los valores se mantuvieron dentro de un rango mayor al ser comparados con los obtenidos por las participantes entre 15 y 16 años. Es por esto, que de acuerdo con varios autores (Zusman, 2000; citada en Salazar, 2008), la adolescencia es una etapa crítica en la estructuración de la imagen corporal debido a los cambios físicos que se presentan y en ella, se incrementa la autoconciencia sobre el cuerpo así como la necesidad de adaptar la nueva forma y dimensiones a la representación mental que se tiene de uno mismo. Por lo planteado se puede afirmar que en el Factor I (Insatisfacción Corporal) y en el Factor II (Preocupación por el peso) se manifiesta que a medida que la edad de las alumnas aumenta, tienen menos preocupación por su imagen corporal.
Con respecto al resultado del EAT 26, se obtuvo que las estudiantes adolescentes de 15 años con un 16%, y las de 16 años con un 12% posiblemente puedan presentar algún trastorno alimentario mientras que a medida que dicha edad va aumentando (17 y 18 años) éste porcentaje irá disminuyendo de manera gradual, por lo que es interesante plantear que los TCA son enfermedades en las que intervienen factores tanto psicológicos, biológicos y socioculturales, además de estar acompañadas por un gran temor a engordar y una excesiva preocupación por la imagen corporal, la comida y el peso (Rutsztein et al., 2009).
Así también cabe destacar algunas investigaciones realizadas en España desde 1997 donde indican que los Trastornos de Conducta alimentaria (TCA) se han convertido en la tercera enfermedad más frecuente en los adolescentes, aproximadamente 1 de cada 100 adolescentes entre 14 a 18 años sufren de anorexia, mientras que el 2,4% de bulimia (Matey, 1997).
En el 2004, Argentina obtuvo el segundo lugar después de Japón con los índices más altos de casos de TCA en el mundo; refieren que 1 de cada 25 adolescentes sufren algún desorden, entre los cuales la anorexia y la bulimia ocupan un 10% (Psiquiatría.com, 2004).
Por lo tanto, en relación a los resultados, se puede decir, que la imagen corporal percibida es un aspecto fundamental de la identidad en las adolescentes. Respecto a los 3 factores de riesgo de la conducta alimentaria del Cuestionario EAT 26, se logró arribar a los siguientes resultados:
Al evaluar los posibles riesgos de trastornos alimentarios según el Factor I (Dieta) se encontró que con el 50%, están teniendo conductas de evitación con los alimentos que engorden y preocupación por su delgadez en mayor grado, por lo tanto este factor estaría predominando más en las estudiantes adolescentes de 15 años de danza clásica, disminuyendo de manera progresiva a medida que aumenta la edad de las estudiantes.
Sin embargo al evaluar los posibles riesgos de trastornos alimentarios según el Factor II - Bulimia y preocupación por la comida-, el 33% de las alumnas que tienen entre 15 años y 16 años refirió que la comida es una preocupación frecuente.
Al evaluar los posibles riesgos de trastornos alimentarios según el Factor III -Control oral, se observa, que el 42% de las estudiantes adolescentes de danza clásica que tienen 15 años presentan dicho factor, esto refleja que poseen un autocontrol acerca de la ingesta y la presión de los otros para poder ganar peso. Sin embargo, aquellas alumnas que tienen entre 16 y 17 años manifiestan un 25% de control oral acerca de la ingesta, disminuyendo con un 8% en aquellas estudiantes que tienen 18 años.
Finalmente se hace hincapié que aquellas estudiantes adolescentes que tienen entre 15 años y 16 años de la muestra seleccionada son aquellas que están siendo más afectadas en el BSQ y EAT 26, y a medida que la edad aumenta disminuyen dichos factores y preocupaciones que son características a la imagen corporal y trastornos de la conducta alimentaria.
En cuanto la relación entre el BSQ y el EAT 26, la correlación de Pearson resultó ser (r = 0, BE 854 p = 0,000 < α de 0,05) es decir, que en realidad existe una relación lineal directa entre el BSQ y el EAT 26, presentado por las alumnas adolescentes de danza clásica de la Escuela Superior de Danza “Norma Fontenla”, de esta forma al aumentar una de las variables también aumenta la otra. Entonces en base a Pearson, se dirá que hay una relación directa alta significativa (↑) entre las 2 (dos) variables. Para seguir indicando la existencia de esta relación entre la variable independiente con la dependiente en manera conjunta al tercer objetivo se va a identificar como: Variable dependiente: Conductas Alimentarias (EAT-26).
Y como variable independiente: Percepción de la Imagen Corporal (BSQ), esta variable se va agrupar en 4 (cuatro) grupos:
En base a estos datos se logró realizar un ANOVA UNIFACTORIAL entre- sujeto, ya que hay una sola variable dependiente y una variable independiente, en donde se va encontrar divida en cuatro niveles.
Dado que el resultado del ANOVA UNIFACTORIAL ENTRE- SUJETO que fue: F = 65,899; (3,46; 0,05) p= 0,000; es decir, que hay pocas probabilidades que las diferencias se deban al azar. Por lo tanto se dirá que la variable independiente BSQ (Percepción de la Imagen Corporal) si afecta a la variable dependiente EAT 26 (Conductas Alimentarias).
Para finalizar se demuestra a través de las pruebas post hoc de Tukey, las diferencias intergrupales, que entre los grupos distantes (a1 no hay preocupación por la I.C. y a4 extrema preocupación I.C.) existen diferencias significativas tal como se lo planteaba en la hipótesis inicial, sin embargo de la misma manera al comparar los grupos más contiguos (a1 no hay preocupación por la I.C. y a2 leve preocupación por la I.C.; ó a3 moderada preocupación por la I.C. y a4 extrema preocupación I.C.) se esperaba que no haya diferencia estadísticamente significativa. Por lo tanto se puede afirmar que existe una asociación entre la percepción de la Imagen Corporal y las Conductas Alimentarias de las estudiantes adolescentes que concurren a la Escuela de Danza Superior “Norma Fontenla” de la Ciudad de San Salvador de Jujuy, en el período 2015.
Las conclusiones que se pueden extraer de ésta investigación son las siguientes:
Con respecto al 1° primer objetivo especifico que se formuló en el estudio se logró identificar que la Percepción de la Imagen Corporal que tienen las estudiantes adolescentes que concurren a la Escuela Superior de Danza “Norma Fontenla”, se encuentra más afectada en aquellas alumnas que tienen entre 15 años y 16 años de edad donde las mismas manifiestan tener más preocupación en relación a su imagen corporal, es decir, que se encuentran más insatisfechas en relación con su cuerpo. Sin embargo aquellas estudiantes que tienen entre 17 años y 18 años demostraron tener menos preocupación por su imagen corporal. Por lo tanto se puede decir, que a medida que aumenta la edad la preocupación que tienen con respecto a su cuerpo disminuye, es decir, que a mayor edad las estudiantes se encontrarían más satisfecha con la percepción que tienen de sí misma.
Mientras que en el 2° segundo objetivo específico, se pudo determinar que la existencia de Síntomas y Preocupaciones características de los Trastornos de Conducta Alimentaria en las estudiantes adolescentes de dicha Institución, tuvo más afectada en aquellas alumnas entre 15 y 16 años de edad y que a medida que su edad aumentaba estos síntomas y preocupaciones de las estudiantes fue disminuyendo de manera gradual.
Para lograr contestar al 3° tercer objetivo específico del estudio, se estableció una correlación entre la percepción de la Imagen Corporal (BSQ) y las Conductas Alimentarias (EAT -26-) en las estudiantes adolescentes de danza clásica; y a partir de los resultados existentes, se estableció como resultado que la percepción de la imagen corporal se relaciona con las conductas alimentarias, indicando así que a mayor preocupación por la percepción de la imagen corporal mayor riesgo en padecer trastornos alimentarios y que a menor preocupación por la percepción de la imagen corporal menor conductas de riesgo.
En relación al objetivo general en función de explorar la percepción de la imagen corporal y su posible incidencia en las conductas alimentarias de las estudiantes adolescentes de danza que concurren a la Escuela de Danza Superior “Norma Fontenla” de la Ciudad de San Salvador de Jujuy, en el período 2015, puede decirse que, a través de los resultados obtenidos, se observa una asociación directa entre la Percepción de la Imagen Corporal y las Conductas Alimentarias.
Es así, que a partir de los resultados finales obtenidos queda corroborada la hipótesis de la investigación “Existe una asociación entre la percepción de la Imagen Corporal y las Conductas Alimentarias de las estudiantes adolescentes de danza que concurren a la Escuela de Danza Superior “Norma Fontenla” de la Ciudad de San Salvador de Jujuy, en el período 2015”.
Por esto se reconoce que éste grupo de estudiantes adolescentes de danza clásica son una población de alto riesgo para desarrollar trastornos alimentarios, ya que, dichos trastornos se encuentran relacionados con la imagen corporal, y como se describe en la bibliografía, se evidencia que la imagen corporal es un aspecto clave para la configuración de la identidad de sí mismo. Y que ésta identidad se forma a través de cómo la propia persona se ve y la relación con los demás.
A modo de resumen se afirma que la Percepción de la Imagen Corporal y los Trastornos de Conducta Alimentaria están asociados. Mediante la aplicación de ambos cuestionarios, en donde se encontró una correlación alta y directa entre la percepción de la imagen corporal y los trastornos de conducta alimentaria en el grupo de adolescentes estudiado.
Si bien los resultados de esta investigación no se pueden generalizar a otras poblaciones de estudiantes de danza clásicas de otras escuelas, se muestra como antecedente para futuras investigaciones. Y a la vez se requiere más estudios que ayuden a comprender estos trastornos. Sin embargo, reconoce que los grupos adolescentes son una población de alto riesgo para desarrollar trastornos alimentarios y que dichos trastornos se encuentran estrechamente relacionados con la preocupación de su imagen corporal.
Marcando así, que uno de los principales aportes de esta investigación constituye el haber analizado la Percepción de la Imagen Corporal y las Conductas Alimentarias en bailarinas de danza clásica. Puesto que no hay suficiente información en nuestro país relacionada con el tema, este estudio permite seguir diseñando investigaciones en la población de bailarinas de danza clásica que contribuyan a mejorar la calidad de vida y Salud Mental de este grupo poblacional considerado vulnerable en esta problemática.
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