Universidad Católica de Santiago del Estero - UCASALl
Para el conjunto de organizaciones sociales que vienen trabajando desde hace varios años la inclusión educativa de los niños y de los jóvenes de la Provincia de Jujuy, se abre un interesante espacio de reflexión para recapitular la tarea realizada, hay conciencia de los logros conseguidos y disposición a redoblar las apuestas.
Se trata de estar a la altura de las circunstancias y de tomar conciencia de los aportes realizados a un proceso de construcción mucho más amplio y de alcance nacional.
El gran riesgo de este proceso es el miedo a seguir avanzando, Lula, en su discurso de despedida de la Cumbre del Mercosur, en Foz Iguazú, decía: “no tenemos derecho a dejar que se pierda lo que hemos conquistado”. Nos encontramos en una instancia de avance y de profundización de lo conseguido por las organizaciones sociales en la inclusión educativa y en tantos otros ámbitos de trabajo. Es necesario “pensar en grande”, las circunstancias actuales exigen tal actitud, bajo el riesgo de quedarse en la protesta estéril, la mirada miope, lo que comúnmente se llama el “chiquitaje”. Después de la crisis del 2001, se hablaba de “incidir”, hoy la terminología adecuada es decidir, gobernar, gestionar. Para muchos asumir las conquistas, y los éxitos obtenidos en este campo pareciera más difícil que las luchas realizadas para conseguirlas. Se carece de un posicionamiento que empuje a consolidar los logros y a conseguir nuevas conquistas que fortalezcan la justicia y la dignidad de las personas.
La diferencias entre algunas organizaciones y otras, que en la Provincia tienen más presencia, reciben más ayuda y desarrollan un mayor protagonismo, se centra en la amplitud del enfoque. En muchas ocasiones se realiza una defensa encarnizada de lo “pequeño”, lo pequeño no es brillante, solamente es pequeño. El tiempo presente invita y exige “lo grande”, en esa escala hay que moverse, grandeza en los sueños, en las utopías, en las acciones y en el pensamiento. No se puede y no se debe resignarse a lo pequeño.
En muchas ocasiones se evidencia miedo “a poder”, actitud que empuja hacia atrás, e inmoviliza, es necesario avanzar y llegar. El gran desafío de muchas organizaciones es la politización, desarrollar una ciudadanía activa, en movimiento, y en disputa. Ser una canal de una activa participación de los jóvenes en todos los ámbitos de la sociedad, de estar presentes en los “lugares” en los cuales se toman las decisiones, con capacidad de decidir, gestionar y gobernar.
Es de suma importancia superar las lógicas de lo micro, de lo privado que va de la mano con la idea de incidir, que está atravesada por lo eventual, por las demandas puntuales, y reclamos específicos. Esta lógica no saca de los lugares en los cuales se está, por eso es necesario recuperar los público, y la política, entrar en la batalla, en la construcción, en la historia, junto a otros actores para producir las transformaciones que se quieren, que se buscan y que se necesitan, todo esto no se va a dar sin conflicto, sin lucha, sin tensión y “crispación”, porque la democracia es puja de intereses. Se quieren resultados, es la exigencia, se está viviendo una etapa histórica en la cual hay que superar los encapsulamientos, hay que involucrarse inteligente, activa y valientemente, con claridad en los objetivos y la disposición a dar todas las batallas que este tiempo providencial pide y exige.
Bibliografía
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• FLEURY, SONIA, Políticas sociales y ciudadanía, junio 1999.
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• CENTRO NUEVA TIERRA, Límites y umbrales de la participación popular, Buenos Aires, noviembre de 2006.
• CENTRO NUEVA TIERRA, Revistas Mapas nº 1 y 2, Buenos Aires, 2006.