Revista Difusiones, ISSN 2314-1662, Num. 24, 2(1) enero-julio 2023
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Fecha de recepción: 05-06-2023. Fecha de aceptación: 05-07-2023
EXPECTATIVAS SOCIALES ASOCIADAS AL CONSUMO DE ALCOHOL EN ADOLESCENTES DE GENERAL PUEYRREDÓN Y LA ZONA
SOCIAL EXPECTATIONS ASSOCIATED WITH ALCOHOL CONSUMPTION AMONG ADOLESCENTS FROM GENERAL PUEYRREDÓN AND NEARBY AREAS
Natalie Salerno[1] salernovna@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6102-0580
Universidad Atlántida Argentina, Facultad de Psicología, Sede Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina
Germán Rodolfo Barrios[2] germanterryrio@yahoo.com.ar
Universidad Atlántida Argentina, Facultad de Psicología, Sede Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina
Rocío Gómez Miraglia[3] rociogomezmiraglia@hotmail.com
Universidad Atlántida Argentina, Facultad de Psicología, Sede Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina
Resumen
El consumo problemático de alcohol refiere a una conducta de abuso de sustancias tóxicas (legales e ilegales) que afectan diferentes ámbitos de la vida del consumidor (Ley 26.934, 2014). En Argentina, se calcula que el inicio del consumo de bebidas alcohólicas se da alrededor de los 13 años de edad (Ministerio de Salud, 2022) y, a nivel mundial, se ha comprobado que las expectativas positivas asociadas influyen directamente en el consumo (Ahumada-Cortez et al., 2018). Frente a este escenario, surge el interés de conocer las expectativas asociadas al consumo de alcohol por adolescentes del Partido de General Pueyrredón y alrededores. Para ello, se desarrolló un estudio cuantitativo de alcance descriptivo en una muestra de 227 adolescentes que contestaron el Cuestionario de Expectativas hacia el Alcohol para Adolescentes de Argentina (Pilatti et al., 2010). Se encontró una leve tendencia positiva entre las expectativas positivas, sin diferencias según género, edad y tipo de escolaridad; y una tendencia levemente negativa respecto de las expectativas negativas, con diferencias significativas según el género. Estos resultados permiten inferir que los adolescentes encuestados asocian positivamente el consumo de alcohol con la sociabilidad y, entre ellos, algunos varones consideran que el alcohol los induce a cometer actitudes riesgosas o agresivas.
Palabras clave
Consumo problemático, expectativas asociadas, adolescencia
Abstract
Problematic alcohol consumption refers to the behaviour of abuse of toxic substances (legal and illegal) that affects different areas of the consumer's life (Law 26,934, 2014). In Argentina, it is estimated that the onset of alcoholic beverage consumption is around 13 years of age (Ministry of Health, 2022), and worldwide, it has been proven that the associated positive expectations directly influence consumption (Ahumada -Cortez et al., 2018). Faced with this scenario, the interest to know the expectations associated with alcohol consumption by adolescents from the General Pueyrredón District and surroundings have arisen. For this purpose, a quantitative study of descriptive scope was developed in a sample of 227 adolescents who answered the Questionnaire on Expectations towards Alcohol for Adolescents in Argentina (Pilatti et al., 2010). A slight positive trend was found between the positive expectations, with no differences according to gender, age and type of schooling, and a slightly negative trend concerning negative expectations, with significant differences according to gender. These results allow us to infer that the adolescents surveyed positively associate alcohol consumption with sociability and, among them; some males consider that alcohol induces them to commit risky or aggressive attitudes.
.
Key words
Problematic consumption, associated expectations, adolescence
Introducción
El consumo problemático de alcohol en adolescentes es un tema ampliamente estudiado (Duffi, 2014; García García et al., 2020). Se trata de una conducta de abuso de sustancias tóxicas (legales e ilegales) que afectan diferentes ámbitos de la vida del consumidor (Ley 26.934, 2014). Rodríguez González et al. (2021) lo consideran una problemática de salud pública por el impacto de sus consecuencias. En Argentina, se calcula que el inicio del consumo de bebidas alcohólicas se da alrededor de los 13 años de edad (Ministerio de Salud, 2022) y, a nivel mundial, se ha comprobado que las expectativas positivas asociadas influyen directamente en el consumo de alcohol (Ahumada-Cortez et al., 2018; Bravo et al., 2017; Nicolai et al., 2018). Las expectativas se refieren a las ideas relacionadas con las consecuencias provocadas por una sustancia naturalizada como lo es el alcohol, en conexión con la conducta, el estado de ánimo y las emociones (Pilatti et al., 2011). La definición clásica de expectativa (Goldman et al., 1991) remite a una creencia sobre los efectos que el alcohol produce en la conducta y las emociones. Pilatti et al. (2010) explican que estas creencias se forman a partir de la percepción de un comportamiento dado y los resultados derivados del mismo, y que estas asociaciones influirán, tiempo después, en la decisión de consumir o no alcohol.
En la adolescencia, las personas atraviesan cambios físicos, psicológicos y sociales, en la construcción de la identidad (Moreno, 2015). Además, en esta etapa de la vida aumentan los desafíos sociales y emocionales, a la par de observarse un incremento en el acceso a sustancias adictivas, como el alcohol (Volkow y Li, 2005), y en palabras de Lutereau (2019) los adolescentes tienden a pasar al acto, al no saber verbalizar su sufrimiento, presentando comportamientos impulsivos que pueden derivar en conductas riesgosas, es por ello que en temática de consumo problemático se considera a los y las adolescentes como población de riesgo. Esto ha motivado a varios autores (Bravo et al., 2017; García García et al., 2020; González Vázquez et al., 2018; Nicolai et al., 2018) a indagar sobre el efecto de las expectativas sociales en relación con el consumo de alcohol. Por ejemplo, Ahumada-Cortez et al. (2018) llevaron a cabo un estudio en México con el objetivo de determinar la relación que existe entre las expectativas del consumo de alcohol y la conducta del consumo en los adolescentes cursando sus estudios secundarios. Para ello, implementaron el cuestionario de expectativas hacia el alcohol (AEQ), para medir expectativas asociadas al consumo de alcohol, junto con el test de identificación de desórdenes por uso del alcohol (AUDIT), que permite conocer los patrones de consumo en una muestra de 604 adolescentes de entre 12 y 15 años de edad, inscriptos en 12 escuelas secundarias. Los autores encontraron que la mayoría (83,3%) inició un acercamiento al consumo de alcohol entre los 10 y los 15 años, y la bebida con más preferencia entre los adolescentes fue la cerveza. En lo que respecta a la relación con las expectativas del consumo, los autores concluyeron que los adolescentes consumen más cuando las expectativas que tienen son positivas. Finalmente, argumentaron que es necesario intervenir tempranamente con los adolescentes, dándoles a conocer las consecuencias negativas que trae consigo el consumo con el fin de disminuir así las expectativas positivas asociadas a ello.
Frente a este escenario, resulta interesante conocer las expectativas asociadas al consumo de alcohol por adolescentes del Partido de General Pueyrredón y alrededores, ya que se espera, a partir de los resultados, plantear estrategias de prevención primaria en esta población.
Metodología
Se desarrolló un estudio cuantitativo, de corte transversal y alcance descriptivo. La muestra se constituyó por 222 adolescentes, entre 16 y 19 años, en su mayoría residentes del Partido de General Pueyrredón.
Para la recolección de los datos se elaboró una encuesta virtual, a través de la plataforma GoogleForms, en donde se indagó sobre la edad, el género autopercibido, el tipo de escuela a la que asiste o asistió y la localidad de residencia. También se implementó el Cuestionario de Expectativas hacia el Alcohol para Adolescentes de Argentina (CEA-A) de Pilatti et al. (2010), que consta de 45 ítems divididos en seis subescalas, Sociabilidad, Relajación y Sexualidad, entre las expectativas asociadas (EA) positivas, y Deterioro, Riesgo y Agresividad y Estados Negativos, entre las EA negativas. Se trata de una escala tipo Likert en donde se plantean diferentes situaciones para que el/la participante reaccione según un rango de respuestas que va de 1 que representa nunca, a 5 que representa siempre. El instrumento presenta una buena consistencia interna, ya que se analizó la fiabilidad y se obtuvo un Alfa de Cronbach de .824 para la CEA-A total; .921 para Sociabilidad; .775 para Relajación; .845 para Sexualidad; .856 para Deterioro; .906 para Riesgo y Agresividad; y .887 para Estados Negativos.
Los resultados se sometieron a análisis estadísticos descriptivos (mínimos, máximos, medidas de tendencia central, frecuencias y porcentajes) para la caracterización de las variables en estudio. Además, se realizaron comparaciones de medias para conocer las diferencias según edad, género y tipo de escuela a la que asiste o asistió.
Todos los procedimientos fueron llevados a cabo respetando las normas éticas para la investigación con seres humanos. Se ofreció un consentimiento informado en donde se explicitó que la participación era voluntaria y anónima y los datos se utilizarían con fines académicos exclusivamente.
Resultados
Caracterización de la muestra
En el presente estudio participaron 331 personas, pero se consideraron 222 casos para el análisis de los datos, ya que se eliminaron las respuestas de los mayores de 20 años. De En el presente estudio participaron 331 personas, pero se consideraron 222 casos para el análisis de los datos, ya que se eliminaron las respuestas de los mayores de 20 años. De la muestra final, el 53,6% fueron mujeres y el 42,8% fueron varones, mientras que el 4,7% fueron personas no binarias o que decidieron no comentar su género. La mayoría de los participantes residen en el Partido de General Pueyrredón (75,2%), y el resto se distribuyen entre el Partido de la Costa, Dolores, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, otras localidades de la Provincia de Buenos Aires y algunas ciudades del interior del país. En cuanto a la distribución por edad, la mayoría fueron personas de entre 18 y 19 años (37,4% y 27,5% respectivamente).
Expectativas positivas y negativas asociadas con el consumo de alcohol
Al analizar las tres subescalas que miden expectativas positivas asociadas con el alcohol se observó una tendencia de los participantes a responder de forma positiva. Es decir, los adolescentes encuestados consideran que el consumo de alcohol tiene consecuencias positivas en relación con la sociabilidad, la relajación y la sexualidad (tabla 1). En cuanto a las respuestas brindadas en cada una de las subescalas, los valores más elevados se presentaron en la de Sociabilidad y los más bajos en la de Sexualidad.
Tabla 1
Estadísticos descriptivos de las tres subescalas de expectativas positivas
|
Sociabilidad |
Relajación |
Sexualidad |
|
N |
|
222 |
222 |
222 |
Media |
32,61 |
12,37 |
9,84 |
|
Desv. típ. |
9,93 |
4,59 |
4,54 |
|
Mínimo |
11 |
6 |
5 |
|
Máximo |
54 |
24 |
23 |
|
Con relación a las expectativas negativas las respuestas se presentaron levemente por debajo de la media, es decir que los participantes no asocian el consumo de alcohol con estas, pero tampoco desconocen totalmente los efectos negativos del consumo (tabla 2).
Tabla 2
Estadísticos descriptivos de las tres subescalas de expectativas negativas
|
Deterioro |
Riesgo y Agresividad |
Estados Negativos |
|
N |
|
222 |
222 |
222 |
Media |
19,74 |
11,07 |
14,98 |
|
Desv. típ. |
6,58 |
5,39 |
6,16 |
|
Mínimo |
8 |
7 |
8 |
|
Máximo |
39 |
35 |
34 |
|
Comparación de expectativas positivas y negativas según edad, género y tipo de escolaridad
Al comparar las medias obtenidas, tanto en expectativas positivas como negativas, no se observaron diferencias significativas según edad (Tabla 3).
Tabla 3
Comparación de medias de expectativas positivas y negativas según edad
|
Edad |
N |
Media |
Desviación típica |
Mínimo |
Máximo |
Expectativas Positivas |
16 |
44 |
49,25 |
15,468 |
22 |
76 |
|
17 |
34 |
50,41 |
17,051 |
23 |
86 |
|
18 |
83 |
57,41 |
16,601 |
22 |
98 |
|
19 |
61 |
57,77 |
15,249 |
22 |
84 |
|
Total |
222 |
54,82 |
16,415 |
22 |
98 |
Expectativas Negativas |
16 |
44 |
46,16 |
18,900 |
23 |
101 |
|
17 |
34 |
43,50 |
16,788 |
23 |
104 |
|
18 |
83 |
43,87 |
12,342 |
23 |
77 |
|
19 |
61 |
49,43 |
16,352 |
23 |
95 |
|
Total |
222 |
45,79 |
15,703 |
23 |
104 |
ANOVA
|
|
Suma de cuadrados |
gl |
Media cuadrática |
F |
Sig. |
Expectativas Positivas |
Inter-grupos |
3113,448 |
3 |
1037,816 |
4,009 |
,008 |
|
Intra-grupos |
56433,344 |
218 |
258,869 |
|
|
|
Total |
59546,793 |
221 |
|
|
|
Expectativas Negativas |
Inter-grupos |
1297,622 |
3 |
432,541 |
1,773 |
,153 |
|
Intra-grupos |
53194,847 |
218 |
244,013 |
|
|
|
Total |
54492,468 |
221 |
|
|
|
En cuanto al tipo de escolaridad, se encontró una diferencia entre los adolescentes que dejaron el secundario y los que cursan actualmente en escuelas privadas en ambos tipos de expectativas, pero consideramos que se debe al tamaño de la muestra, ya que solo cuatro participantes dejaron el secundario (Tabla 4).
Tabla 4
Comparación de medias de expectativas positivas y negativas según tipo de escuela
|
Tipo de escuela |
N |
Media |
Desviación típica |
Mínimo |
Máximo |
Expectativas Positivas |
Dejé el secundario |
4 |
81,75 |
12,121 |
72 |
98 |
|
Privada |
33 |
48,48 |
17,566 |
22 |
81 |
|
Privada religiosa |
21 |
53,19 |
17,778 |
22 |
86 |
|
Pública |
32 |
52,47 |
16,902 |
22 |
82 |
|
Finalizó en Privada |
60 |
54,87 |
15,718 |
30 |
91 |
|
Finalizó en Privada religiosa |
44 |
60,89 |
12,922 |
29 |
87 |
|
Finalizó en pública |
28 |
52,71 |
15,026 |
22 |
81 |
|
Total |
222 |
54,82 |
16,415 |
22 |
98 |
Expectativas Negativas |
Dejé el secundario |
4 |
54,25 |
15,819 |
43 |
77 |
|
Privada |
33 |
41,03 |
15,649 |
23 |
78 |
|
Privada religiosa |
21 |
47,71 |
14,660 |
23 |
81 |
|
Pública |
32 |
47,16 |
19,832 |
24 |
104 |
|
Finalizó en Privada |
60 |
46,13 |
13,319 |
28 |
85 |
|
Finalizó en Privada religiosa |
44 |
42,93 |
10,242 |
26 |
67 |
|
Finalizó en pública |
28 |
50,96 |
21,212 |
23 |
95 |
|
Total |
222 |
45,79 |
15,703 |
23 |
104 |
ANOVA
|
|
Suma de cuadrados |
gl |
Media cuadrática |
F |
Sig. |
Expectativas Positivas |
Inter-grupos |
6201,514 |
6 |
1033,586 |
4,166 |
,001 |
|
Intra-grupos |
53345,279 |
215 |
248,118 |
|
|
|
Total |
59546,793 |
221 |
|
|
|
Expectativas Negativas |
Inter-grupos |
2287,551 |
6 |
381,259 |
1,570 |
,157 |
|
Intra-grupos |
52204,917 |
215 |
242,814 |
|
|
|
Total |
54492,468 |
221 |
|
|
|
Finalmente, en cuanto a género, en general no se observaron diferencias significativas (Tabla 5), a excepción de la subescala expectativas negativas de Riesgo y Agresividad (Tabla 6).
Tabla 5
Comparación de medias de expectativas positivas y negativas según género
|
Género |
N |
Media |
Desviación típica |
Mínimo |
Máximo |
Expectativas Positivas |
Mujer |
119 |
54,34 |
17,437 |
22 |
98 |
|
Varón |
95 |
55,61 |
15,088 |
22 |
84 |
|
No binario |
6 |
50,83 |
19,333 |
23 |
73 |
|
Prefiero no decirlo |
2 |
58,00 |
14,142 |
48 |
68 |
|
Total |
222 |
54,82 |
16,415 |
22 |
98 |
Expectativas Negativas |
Mujer |
119 |
44,39 |
14,276 |
23 |
95 |
|
Varón |
95 |
46,89 |
16,117 |
23 |
101 |
|
No binario |
6 |
46,67 |
21,360 |
27 |
81 |
|
Prefiero no decirlo |
2 |
74,50 |
41,719 |
45 |
104 |
|
Total |
222 |
45,79 |
15,703 |
23 |
104 |
ANOVA
|
|
Suma de cuadrados |
gl |
Media cuadrática |
F |
Sig. |
Expectativas Positivas |
Inter-grupos |
202,815 |
3 |
67,605 |
,248 |
,862 |
|
Intra-grupos |
59343,977 |
218 |
272,220 |
|
|
|
Total |
59546,793 |
221 |
|
|
|
Expectativas Negativas |
Inter-grupos |
2003,469 |
3 |
667,823 |
2,774 |
,042 |
|
Intra-grupos |
52488,999 |
218 |
240,775 |
|
|
|
Total |
54492,468 |
221 |
|
|
|
En la subescala Riesgo y Agresividad, las respuestas se presentan por debajo de la media, y las mujeres obtuvieron puntajes más bajos. En otras palabras, los adolescentes encuestados no asocian de forma directa el consumo de alcohol con riesgos y agresividad, pero los varones mostraron una mayor conciencia sobre los mismos en comparación con las mujeres.
Tabla 6
Comparación de medias Riesgo y Agresividad según género
Género |
N |
Media |
Desviación típica |
Mínimo |
Máximo |
Mujer |
119 |
9,73 |
4,129 |
7 |
30 |
Varón |
95 |
12,57 |
5,894 |
7 |
32 |
No binario |
6 |
10,33 |
5,465 |
7 |
21 |
Prefiero no decirlo |
2 |
21,50 |
19,092 |
8 |
35 |
Total |
222 |
11,07 |
5,397 |
7 |
35 |
ANOVA
|
Suma de cuadrados |
gl |
Media cuadrática |
F |
Sig. |
Inter-grupos |
647,453 |
3 |
215,818 |
8,125 |
,000 |
Intra-grupos |
5790,534 |
218 |
26,562 |
|
|
Total |
6437,986 |
221 |
|
|
|
Conclusiones
El consumo de alcohol está íntimamente relacionado con las expectativas asociadas con el mismo. Es decir, la creencia de que ingerir determinada bebida puede ayudar a socializar o a desenvolverse mejor entre pares influye directamente sobre la conducta de beber. Los resultados encontrados en este estudio permiten realizar una serie de inferencias sobre estas creencias en la población adolescente del Partido de General Pueyrredón, siempre con el recaudo necesario debido al tamaño de la muestra.
En primer lugar, las tendencias observadas en las EA positivas no resultan llamativas, debido a que coincide con lo presentado en otros trabajos (Ahumada-Cortez et al., 2018; Nicolai et al., 2018). Al respecto, se puede pensar que los medios de comunicación y las publicidades podrían estar colaborando en la creación de estas creencias ya que presentan el consumo de alcohol como algo positivo y cotidiano en los grupos de pares. En cuanto a las EA negativas, las respuestas fueron, en general bajas, lo que permite inferir que los adolescentes no consideran que el alcohol pueda provocar consecuencias negativas.
En segundo lugar, al comparar los resultados según edad y tipo de escuela a la que asiste o asistió la persona, no se encontraron diferencias significativas. Anteriormente se mencionó que las diferencias halladas según escolaridad se adjudican a las características de la muestra. En cuanto a la edad, se considera el rango etario, todos los participantes fueron adolescentes, lo que invita a la apertura de nuevas líneas de investigación en donde se comparen las EA en otros grupos (adultos, adultos mayores).
Finalmente, los hallazgos vinculados con el género están en concordancia con lo reportado por el Ministerio de Salud de la Nación (2022), respecto a la igualdad en cuanto a consumo entre varones y mujeres. Aunque resulta interesante la diferencia en relación con la subescala de Riesgo y Agresividad. Esto puede deberse a que, tal vez, las mujeres no se autoperciban propensas a exponerse a situaciones riesgosas en las que ellas mismas puedan volverse violentas y los varones sí, como por ejemplo, discusiones y peleas en la vía pública. Sin embargo, este tipo de inferencias deben contrastarse con estudios en profundidad que permitan conocer la postura que los y las adolescentes tienen al respecto.
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[1] Doctora en Psicología UFLO; Lic. en Psicología UNMDP; Docente investigadora e Integrante de la Unidad de Investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Atlántida Argentina; Integrante del Grupo de Investigación en Psicología Jurídica (GIPJURI) de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
[2] Licenciado en Psicología, UBA; Director: Proyecto de Investigación; Titular de Historia de la Psicología. UAA; Titular Psicología Social UAA; Jurado de tesis UAA; Tutor de Tesis UBA; profesor UBA.
[3] Estudiante avanzada de Psicología y auxiliar de investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Atlántida Argentina.