Revista Difusiones, ISSN 2314-1662, Num. 24, 2(1) enero-julio 2023

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Fecha de recepción: 16-06-2023. Fecha de aceptación: 15-07-2023 

 

 

DESTINOS POST TURISTICOS. PROCESOS TERRITORIALES Y DINAMICAS DE EXCLUSION

POST-TOURIST DESTINATIONS. TERRITORIAL PROCESSES AND DYNAMICS OF EXCLUSION

 

Rodrigo González[1] rodrigogonzalezburgos@gmail.com

Universidad Nacional del Comahue, Facultad de Turismo, Neuquén, Argentina

 

 

Resumen

La problemática del posturismo es generalizada a una gran cantidad de destinos turísticos del país, donde las movilidades del posturismo operan como una fuerza que, con base especulativa y consumista de territorios, configura y reconfigura los otros espacios turísticos como territorios posturísticos de consumo conspicuo.

Este artículo propone una conceptualización más ajustada del posturismo en su vinculación con los procesos de migraciones de amenidad y por estilos de vida, e indaga en las implicaciones territoriales que significa para los destinos turísticos de Argentina. Para finalizar, se proponen pautas para pensar una agenda de investigación e intervención.

Palabras clave

Post turismo,  migración de amenidad, conflictos territoriales

Abstract

The post-tourism problem is generalized to a large number of tourist destinations in Argentina, where post-tourism mobilities operate as a force that, with a speculative and consumerist base of territories, configures and reconfigures the former tourist spaces as post-tourism territories of conspicuous consumption.

This article proposes a more adjusted conceptualization of post-tourism in its connection with the processes of amenity and lifestyle migrations and investigates the territorial implications it signifies for tourist destinations in Argentina. Finally, guidelines are proposed to think about a research and intervention agenda.

Key Word

post tourism, amenity migration, territorial conflicts

 



1.        Introducción

 

El campo del turismo afronta cambios ontológicos tan profundos como nunca ha experimentado, al menos desde la explosión del turismo de masas en el final de los años 50s y principios de los 60s, y verdaderamente también poco comparable a los cambios que cualquier otro campo disciplinar pueda registrar.  Los cambios son tan profundos que hasta la misma palabra turismo resulta hoy poco descriptiva, explicativa y predictiva de la variedad y complejidad de procesos que involucran al campo.

 

Presenciamos una notoria transformación en la naturaleza misma tanto del objeto como del sujeto de estudio, que venía presentándose desde hace unos años con el alcance global de la hipermovilidad, pero que se ha potenciado sobremanera a partir de la pandemia. Las formas tradicionales de hacer turismo conviven hoy con una cada vez más generalizada hibridación de las funciones turísticas y residenciales, con nuevas modalidades como el  turismo experiencial, vivencial, de la vida cotidiana entrelazándose de manera indisoluble en el turismo y la recreación. Esta complejidad se dinamizó a partir de la pandemia. Aparecieron otras nuevas formas, como el turismo de cercanías o proximidades, que significaron una profundización de esa simbiosis entre las funciones turísticas y recreativas en nuevas prácticas espaciales, ahora hibridadas con la vida cotidiana, un descubrimiento de oportunidades y - por ende - re territorializaciones materiales y simbólicas de los espacios de cercanía. 

 

Todas estas son características distintivas del fenómeno del post turismo, que impone procesos de transición residencial y reconversión de las localidades turísticas, que incluyen nuevas estrategias residenciales de la población activa y retirada (Bourdeau, 2008) y cuya característica distintiva es esa hibridación cada vez mayor entre las funciones residenciales, económicas y recreativas del otrora llamado tiempo vacacional.  El escenario del post turismo implica nuevas apropiaciones simbólicas y materiales de los lugares, nuevas territorializaciones y des-territorializaciones, y la alteración del carácter otrora discontinuo del espacio turístico, para transformarlo entonces en un territorio turístico continuo, evolutivo, dinámico, cambiante. Significa desafíos para la competitividad sustentable de los destinos turísticos, aunque también esconde oportunidades, por ejemplo para los destinos emergentes, para construir nuevos mapas de vocaciones turísticas para muchos de estos territorios. 

 

La problemática es generalizada a una gran cantidad de destinos turísticos del país, donde las movilidades del post turismo operan como una fuerza que con base especulativa y consumista de territorios, configura y reconfigura los otrora espacios turísticos como territorios post turísticos de consumo conspicuo. Enfrentamos el desafío epistemológico de propender hacia nuevos modos de reflexión y entendimiento del turismo y sus prácticas, cuando tanto la sociedad como las prácticas recreativas han evolucionado (Benson y O’Reilly, 2009). 

 

Por ello, este artículo propone una conceptualización más ajustada del post turismo en su vinculación con los procesos de migraciones de amenidad y por estilos de vida, e indaga en las implicaciones territoriales que significa para los destinos turísticos de Argentina. Para finalizar, se proponen pautas para pensar una agenda de investigación e intervención.

 

 

2.        Estado del Arte

 

El fenómeno del post turismo implica un cambio de estatus en las áreas y en las prácticas turísticas en el contexto de la globalización y la posmodernidad, involucrando formas de turismo contemporáneas como consecuencia del cambio cultural y el desarrollo tecnológico (Otero y González, 2014). Es un fenómeno del “aquí-el allá” y la relación de intermediación entre ambos: la migración de amenidad (Moss, 2006) y la migración por estilos de vida (McIntyre, 2012) y las nuevas prácticas residenciales. El post turismo puede pensarse a partir de dos características distintivas, la transición residencial y la reconversión de los destinos turísticos. Este fenómeno demuestra en la generalización de sus representantes la búsqueda de un medio ambiente, una calidad de vida imaginada y una sociabilidad de la vida de vacaciones como parte integral de la vida cotidiana (Bourdeau, P, 2008).

Las movilidades derivadas del post turismo generan transformaciones y conflictos territoriales, los cuales se interpretan como regresivos en términos de desarrollo local y competitividad sustentable. Los espacios de acumulación (Harvey, 2004) se activan y potencian en el Corredor de los Lagos por el accionar del negocio inmobiliario y la naturaleza de la renta del suelo

 

El territorio y los conflictos territoriales son categorías analíticas claves en el abordaje del post turismo. El territorio puede considerarse como una construcción social e histórica, que presenta una doble connotación: la material y la simbólica imbricadas entre sí. El territorio se produce y construye en base a relaciones sociales y de poder presentes en un espacio y tiempo determinado (Haesbaert, 2014). En el escenario post turístico, el territorio se convierte en un ámbito de disputa, y las relaciones de poder lo convierten en algo dinámico y en permanente construcción. En estos procesos se van consolidando lo que Fernandes (2009) denomina territorialidades de dominación y territorialidades de la resistencia. 

Los conflictos territoriales son una característica constitutiva de la realidad socio-espacial contemporánea. Haesbaert (2014) los explica a partir de la multiplicación de movilidades y territorialidades que configuran territorios-red, con especificidades en los lugares derivadas de las distintas formas de combinación de dichas territorialidades. El conflicto por tanto se manifiesta y explica por la convergencia de multiterritorialidades en disputa.  Muchos de los procesos de construcción y transformación del territorio se producen en el marco de procesos extractivos que avanzan no sólo sobre actividades económicas como la minería, la soja, sino también sobre el turismo. Este avance sobre los destinos turísticos supone la apropiación material por un lado, pero también originan diferentes dimensiones de saqueo (Machado Aráoz 2012). Svampa y Viale (2014) hablan de extractivismo urbano, haciendo referencia a los procesos que generan la entrega y pérdida de tierras y de espacios verdes en pos de la especulación inmobiliaria. 

 

El abordaje del post turismo se da en el contexto de las investigaciones que el equipo de CEPLADES Turismo (IPEHCS-UNCo-CONICET), ha venido trabajando en relación a las problemática derivadas del crecimiento y desarrollo de los destinos turísticos de montaña del norte de la Patagonia desde 1998, y de las migraciones de amenidad y las movilidades del post turismo desde el año 2005, siendo el primer grupo que por entonces comenzó a investigar los procesos de movilidad por estilos de vida en la Argentina.  En ese devenir, se indagaron inicialmente las migraciones de amenidad a partir del caso de San Martín de los Andes (Otero et al, 2006), los aspectos característicos de este tipo de migración inversa, la identificación de casos en los destinos de montaña del norte de la Patagonia, y el planteamiento de problemáticas y contradicciones derivadas de estas movilidades (González et al, 2009; Otero, González, et al, 2009; Nakayama y Marioni, 2007). También se estudiaron los conflictos derivados del uso público y un abordaje sobre el crecimiento urbano en destinos con migración de amenidad, y  los efectos, derivaciones y variadas manifestaciones de la migración de amenidad en los destinos de montaña del norte de la Patagonia, estudiando las implicancias de la migración de amenidad para el desarrollo turístico local y la competitividad sustentable (González y Mendieta, 2009; Sánchez y González, 2011).

 

Desde el año 2008 el grupo incorporó como eje el fenómeno del post turismo, y en los últimos diez años, la investigación se focalizó en el estudio de las distintas fases de desarrollo y cambio promovidos por movilidades del post turismo y últimamente el estudio de la territorialidades en disputa y la profundización de los conflictos territoriales por este fenómeno (Otero y González, ed., 2012; González y Mantecón, 2014; González y Cobo, 2018; González, Merlos, Contreras, 2019).



3.        Las movilidades del post turismo y sus manifestaciones.  Migraciones de amenidad y por estilos de vida 

 

El término posturismo aparece por primera vez en "Going Places", de Maxine Feifer, quien lo define en términos del discernimiento de la actividad turística como un juego; un juego cuyas reglas puede ser manipuladas y reinventadas a voluntad y cuyo disfrute proviene más de la multiplicidad de experiencias que puede ofrecer, más que de la experimentación distintiva de una cultura "auténtica" (Huggan, 2001: 200).  Por entonces, ya se establecía que con la TV, el video - y posteriormente Internet- el posturista no tenía que dejar la casa para ver los atractivos turísticos, todo tipo de lugares podían ser contemplados, contextualizados y observados nuevamente. Como se aprecia, aparecen ya en esta primera definición algunas ideas que son centrales del post turismo: una primera noción de hipermovilidad a partir de la incidencia de las tecnologías de las comunicacióny el sentido de los lugares para jugar y los lugares puestos en juego que sería central en la obra de Urry. Es justamente el sociólogo inglés John Urry (1990), quien en su libro La Mirada del Turista (The Tourist Gaze, 1990) sugiere, en relación con el cambio observado en la modalidad de los viajes, que  existe  un paradigma cultural relativamente nuevo, que denomina “posturismo”, como una manifestación del posmodernismo en el campo del turismo, y dada sobre todo por el rechazo de las personas a ser tratadas como semejantes, con características y gustos similares, como sucede en el “turismo de masas”.

 

El post turismo involucra nuevas formas de turismo contemporáneas que son de todas maneras resultado del cambio cultural y desarrollo tecnológico derivados del proceso de globalización. Hiernaux (2006) plantea que el espacio turístico es cada vez menos un espacio exclusivamente marcado por el turismo, del mismo modo que las actividades de ocio y turismo trastocan cada vez más los espacios supuestamente relacionados exclusivamente con el mundo de la producción. Eso es la llamada "turístificación" (Hiernaux, 2006: 425). El espacio turístico ha sido y sigue siendo en buena medida una forma precursora de organización del territorio y de las actividades humanas en la globalidad acelerada por la movilidad espacial creciente.

 

Entre las formas esenciales del fenómeno del post turismo pueden enumerarse la búsqueda de continuidades entre las prácticas recreativas, sociales, culturales, espaciales de las vacaciones y de la vida cotidiana, la “turistificación de los lugares comunes”, el turismo experiencial, el salirse de los límites tradicionales del turismo a través de prácticas híbridas que mezclen cuestiones profesionales, humanitarias y viajes. También la buena vida, entendida como una vacación continua (Urry, 2003), y la jubilación como las vacaciones más largas de la vida (Rodríguez, 2001: 19), representan esas formas esenciales del post turismo; son buenos ejemplos de esa búsqueda de continuidades entre las prácticas vacacionales y la vida cotidiana. Todas estas manifestaciones resultan, en definitiva, aspectos de la hibridación de una cotidianeidad turístico residencial, típica del post turismo.

 

3.1. Las movilidades del post turismo

 

El desarrollo del turismo ya implicaba movilidades de personas y objetos, de emociones y de ambientes. En el escenario del post turismo, el juego de movilidades se torna mucho más complejo y lleva implícito riesgos para el desarrollo endógeno de las comunidades receptoras. 

La noción de movilidades parece ofrecer la base para analizar los sistemas múltiples de vida, que presuponen movimiento físico de personas, así como también intersecciones complejas entre los movimientos de objetos, imágenes, ideas y mensajes. Una perspectiva de las movilidades re-evalúa el análisis de los tiempos y los espacios turísticos. Ellos son de alguna manera ningún lugar y al mismo tiempo todos los lugares en sociedades donde hay muy pocos límites entre lo que pueden ser áreas de placer o de sufrimiento (Urry, 2004). 

 

El carácter global de las movilidades del turismo implica un movimiento consumista de cuerpos, imágenes e información. Como resultado de estas movilidades, los lugares comienzan a ser consumidos a medida que son visitados o elegidos como nichos de mercado, unos tras otro en un proceso continuo de consumo de cuerpos, imágenes e información, hasta que finalmente resultan agotados, en el camino a la necesaria adquisición de características cosmopolitas, donde los lugares se alistan para reencarnarse en otros juegos, otros lugares, y otras puestas en escena.

Los post turistas actuales no sólo son hipermóviles en un sentido geográfico, sino que manejan una amplia variedad de movilidades, convirtiéndose en hipermóviles tanto físicamente como mentalmente (O´Regan, 2008: 111).

 

Las movilidades del turismo no pueden ser analizadas separadas de la consideración de un complejo conjunto de movilidades. Las localidades turísticas sólo pueden y deben ser analizadas e interpretadas como sistemas complejos donde se produce una intersección de múltiples movilidades. Son lugares en los que el desarrollo turístico construye puestas en escenas que promueven otras movilidades y desmovilizaciones. En una variedad de destinos turísticos se presentan superposiciones entre las movilidades propias del turismo y aquellas generadas por otras actividades económicas, profesionales, o bien por los propios movimientos migratorios desde y hacia las localidades turísticas.

 

3.2.    Las migraciones de amenidad y por estilos de vida en los destinos post turísticos 

 

Moss (2006: 3) define la migración de amenidad como “la migración llevada a cabo por personas que habiendo sido turistas en un determinado destino, deciden regresar a él ya no para visitarlo, sino para constituirse en habitantes del mismo”. Su permanencia puede ser estacional, o durante todo el año. Para este autor, alrededor del mundo ha surgido una fuerza económica y social que está proveyendo nuevas oportunidades para las comunidades de montaña, lugares con alta calidad ambiental y características culturales distintivas que son polos de atracción para nuevos residentes (González, 2009). 

La definición de Moss aporta elementos valiosos para identificar condiciones que identifican y caracterizan el proceso de migración de amenidad (Nakayama y Marioni, 2007: 63).

-        Es migración, en tanto existe un abandono de su lugar de residencia habitual para adoptar otro nuevo;

-        Los migrantes fueron antes turistas, que vivenciaron por unos días el ambiente del lugar y decidieron en memoria de esas vivencias;

-        Los migrantes se asientan en su nuevo destino con la idea de permanecer.

 

Este fenómeno migratorio es una migración inversa, de la ciudad al campo; los sujetos de este proceso son en muchos casos personas que, habiendo sido turistas en un determinado destino, deciden regresar a él ya no para visitarlo, sino para constituirse en habitantes del mismo. (Nakayama et al, 2005: 24).

 

Las migraciones de amenidad conforman una tendencia social a escala mundial, y que puede describirse como la migración de personas desde las grandes metrópolis a ciudades pequeñas o pueblos en el interior, sobre todo destinos de montaña, cuya calidad ambiental y cultural es percibida como superior a la de sus antiguos lugares de residencia. La migración por amenidad es así un agente de cambio global que tiene especial efecto en los parajes rurales o pueblos más pequeños (Glorioso y Moss, 2006: 83).

 

Aunque los conceptos de migración de amenidad  (Moss, 2006) y migración por estilos de vida (McIntyre, 2009; Benson y O`Reilly, 2008) refieren a procesos y aspectos similares y solapados, la segunda denominación se considera más inclusiva de los diversos tipos de movilidades que representaban y significaban estas migraciones inversas (Otero y González, 2012). 

 

A partir de un trabajo sobre destinos post turísticos que involucró nueve destinos turísticos que afrontan estos procesos en argentina realizado por docentes investigadores de universidades públicas de diferentes regiones (González, 2023, en prensa), se han identificado y presentan aquí aspectos que sintetizan las generalidades observadas respecto de la naturaleza e incidencia de los procesos de migración de amenidad y por estilos de vida en destinos turísticos.

 

En primer lugar, las migraciones de amenidad aparecen en la generalidad de los casos analizados como manifestación y expresión inicial de las movilidades del post turismo. Este tipo de migración inversa adquiere tanta fuerza que se configura como el motor de la dinámica poblacional a través del aumento de los flujos migratorios y de la diversificación de las áreas de origen y de destino. Se identifica como común denominador un tipo de movilidad que se halla en un continuum conceptual entre la migración y el turismo (Janoschka, 2011: 2). Esto representa, por un lado, una búsqueda de oportunidades económicas, culturales y sociales, y por otro, de un cambio y mejor calidad de vida en lugares con mejores condiciones climáticas u otro tipo de amenidades. Esto es campo fértil para la hibridación entre las funciones turística y residencial.

 

La llegada de migrantes de amenidad y por estilos de vida configura en los destinos turísticos una dinámica poblacional caracterizada por ciertos escenarios recurrentes: patrones de movilidad residencial con movimientos migratorios estacionales que llegan a aumentar de forma desmesurada la población local, el repentino uso intensivo de los servicios, nuevos migrantes transformados en nuevos microempresarios hoteleros, y también una particular conformación de factores motivadores y facilitadores de estas migraciones inversas de las ciudades a las nuevas periferias amenas. En estas configuraciones destacan;

 

·            Una correlación entre la llegada de migrantes de amenidad y por estilos de vida, y el aumento de la población local. En algunos de los casos analizados, este aumento poblacional tiene carácter estacional, llegando a producirse la situación de una súper multiplicación de población en temporada alta de verano. Caruso (2019) estima que como mínimo, en los días de plena ocupación de las plazas hoteleras y extra-hoteleras, la población de Monte Hermoso en la Provincia de Buenos Aires, asciende a 74.000 personas, lo que equivale a 10 veces la población estable durante el resto del año. Esto plantea un tema drástico, la cobertura de los servicios básicos y serios inconvenientes en la prestación de servicios esenciales como el de agua potable, cortes periódicos, tanto del servicio de agua como de energía eléctrica, a causa de la alta demanda, resultando además insuficiente la cobertura de la red cloacal. Estas variaciones drásticas en la dinámica poblacional incluye evidencias de cómo la llegada de nuevos migrantes repercute en un aumento de la compra de viviendas para segundas residencias, con la consiguiente expansión del negocio inmobiliario y el incremento acelerado de un modelo de turismo residencial.

 

·            Derivado de la dinámica poblacional, el rol de los migrantes de amenidad como nuevos empresarios turísticos en destinos post turísticos. Habiendo tenido una experiencia anterior como turistas en el destino, muchos migrantes de amenidad asumen el desafío de invertir en el sector, soñando con convertirse en empresarios de servicios hoteleros y gastronómicos. La decisión de estos migrantes de convertirse en empresarios turísticos tiene que ver con dos factores preponderantes: las bajas barreras de entradas del sector hotelero, con menos restricciones que otros como el de la construcción, y el decisivo fomento de la expansión del negocio hotelero por parte de las autoridades locales, con una visión de que todo crecimiento es positivo. Se advierte entonces un correlato que es clave en estos procesos, entre la llegada de nuevos migrantes de amenidad y el sobre aumento de la oferta hotelera y extrahotelera, minando la base de rentabilidad y de competitividad microempresarial del sector, aspecto que es ya generalizado a muchos destinos turísticos de diversas regiones de Argentina (González, 2016).

 

·            Entre los factores motivadores de la migración de amenidad, destaca la mayor valoración del entorno natural y también ciertas condiciones económicas. La búsqueda de esos nuevos ambientes ‘amenos’ por la posibilidad de aprendizaje, se configura como un motivador de amenidades culturales y también ambientales (Moss, 2006: 9). En regiones como la Quebrada de Humahuaca, la patrimonialización actúa como motivador en esa búsqueda de crecimiento espiritual y gratificación que identifica Moss (2006: 10), en la que lo espiritual es parte de un proceso de aprendizaje individual. Esto promueve algunas contradicciones en relación al desarrollo local. Destinos turísticos como Tilcara y Purmamarca han sufrido una serie de transformaciones derivadas del crecimiento del turismo, al convertirse en centros de estadía,  y de la fuerte expansión del crecimiento urbano y  demográfico que distorsiona el patrón de crecimiento, hasta entonces de alguna manera equilibrado. Entre otras contradicciones y transformaciones pueden identificarse el proceso de estetización o beautificación del centro y de la planta urbana de estos pueblos y ciudades, la aparición de sociedades en paralelo, la habilitación de tierras de uso rural o en las laderas de montañas para ser urbanizadas, la pérdida de espacios rurales y la proliferación de loteos. 

 

·            La migración de amenidad, finalmente, tiene incidencia en la transformación acelerada de los destinos turísticos en destinos de turismo residencial. El ritmo sostenido de crecimiento urbano en los destinos post turísticos se refleja en el aumento de la compra de lotes y en la construcción de viviendas unifamiliares y multifamiliares. El camino hacia la residencialidad deriva en un modelo de desarrollo inmobiliario intensivo, que lleva a expansiones de la urbanización en todos los lugares posibles de ocupar, y en los no habilitados también; en el centros de pueblo y ciudades, afectando bienes comunes como las orillas de lagos y ríos, en loteos abiertos y hasta en loteos sociales que se incorporan a la lógica del negocio inmobiliario. Así, es usual que los migrantes de amenidad devenidos en empresarios turísticos, se conviertan en realidad en propietarios patrimonialistas. 

 

4.         Post turismo, transformaciones y conflictos territoriales 

 

La configuración territorial en los destinos post turísticos se presenta como resultado de un complejo mosaico de territorialidades en disputa. Estas territorialidades permanecen como parte del conflicto territorial, y se reconfiguran continuamente en función de los cambios en las relaciones de poder (González y Cobo, 2018). Estas territorialidades en disputa pueden pensarse como una estructura de capas y etapas de construcción territorial (González y Cobo, 2018. 3), donde se aprecian una serie de conflictos territoriales en muchos de estos destinos. El solapamiento de esas territorialidades se torna más complejo cuando aparecen en escena las territorialidades fluidas e hipermóviles del post turismo. Al carácter multijurisdiccional multiescalar y multiterritorial de los territorios, se suma la complejización de los vínculos entre los actores con acción territorial, en un proceso de territorialización muchas veces incompleto, inconexo, con dinámicas conflictivas en el uso del suelo, dificultades en la provisión de servicios para acompañar el crecimiento y expansión urbana. 

Los conflictos territoriales tienen una presencia tan recurrente y generalizada, que su explicitación inductiva contribuye a definir, caracterizar y finalmente entender la noción misma de post turismo y sus alcances. 

 

La primera y más visible manifestación del post turismo sobre el territorio de los destinos turísticos es casi siempre la expansión y el crecimiento urbano. En la casuística aparecen las tres fases que reconoce Garay (1996) en el desarrollo de las ciudades: extensión, consolidación y densificación. 

En repetidos casos la primera etapa de expansión se da como un cambio de la superficie rural a urbana, a través de subdivisiones de hecho. El aumento de unidades residenciales, de lotes y fracciones, lleva a una expansión urbana sobre todos los sitios posibles, e incluso sobre los no tan posibles. Como resultado, más y más lugares son urbanizados, más espacios privatizados, más conflictos entre los antiguos residentes y los migrantes, y mayor y sostenida necesidad de infraestructura, a partir de una expansión de la estructuras urbanas lineales-longitudinales, conformadas por varios núcleos poblacionales, que se van consolidando a medida que se va extendiendo la trama urbana (González, 2016). 

 

Un patrón característico y distinguible de la expansión urbana es la linealidad. En la búsqueda de las mejores localizaciones, se densifica la urbanización de frentes de ríos y lagos, en un círculo vicioso de crecimiento sin planificación y siguiendo la lógica especulativa de la renta del suelo. La expansión urbana se manifiesta también en el avance y la privatización de costas de ríos y lagos, el avance lineal y la densificación vertical de frentes costeros, el avance de la urbanización sobre las áreas naturales de los cerros y montañas. En algunos destinos, como San Carlos de Bariloche en la provincia de Río Negro, el proceso de expansión urbana sobre el lago Nahuel Huapi y hacia el oeste del casco urbano, significa modalidades de apropiación del espacio por exclusión, producción comoditizada del espacio urbano y pérdida de bienes comunes, alentadas por una subsidiariedad estatal y un dejar hacer de las "nuevas gestiones urbanas", que alienta la búsqueda de la renta inmobiliaria por las mejores localizaciones.

 

El avance de las fases de extensión y consolidación usualmente coincide con la llegada de migrantes de amenidad y por estilos de vida a estos destinos. Crecen el número y tamaño de las viviendas  y el desarrollo de servicios; la frontera urbana avanza sobre áreas frágiles.  En la tercera etapa de densificación, se presenta una diferenciación interna de la trama, lo que da como resultado una diferenciación en el valor de la tierra. Manifestaciones características de la expansión urbana son la proliferación de loteos, el avance de barrios cerrados y la aparición de nuevos poblados satélites, donde usualmente terminan viviendo, desplazados, los trabajadores del creciente sector servicios, por el incremento de los valores de los alquileres y la consecuente dificultad de acceso a la vivienda.

 

La funcionalización turística - residencial del territorio y el crecimiento urbano acelerado actuando en la sombra del turismo da por resultado un territorio heterogéneo, discontinuo y fragmentado. La aparición de barrios cerrados, alejados, como islotes inconexos, acentúan este carácter. Los barrios cerrados también significan un avance privatizador del territorio, ya que los desarrolladores inmobiliarios necesitan avanzar sobre los recursos comunes, como accesos peatonales y vehiculares y servidumbres de paso. En la inmensa mayoría de los casos, se distingue una participación velada pero decisiva del Estado local, que deja actuar y aprueba esos proyectos permitiendo una gradual consolidación de lo que podría denominarse un "paradigma inmobiliario", del que muchos actores locales están convencidos, y que se empieza instalar como socialmente aceptado por parte de la población local y sus representantes (González, 2016: 211-212). 

 

El resultado es una ciudad difusa y fragmentada, conformada por verdaderos patchworks urbanos. Se caracterizan por la dispersión de la urbanización con baja densidad poblacional, irregularidad en el trazado de la planta urbana y dificultad en la cobertura de servicios. Esta dispersión territorial es acompañada en muchos destinos post turísticos por un crecimiento de viviendas de segunda residencia. Por ello, muchos de estos destinos post turísticos muestran la foto de verdaderos pueblos fantasmas, con sectores urbanos prácticamente vacíos durante la época en que se reduce la movilidad turística y residencial.

Estas ciudades difusas son espacios de multi residencialidad - la tenencia y ocupación permanente y temporal de viviendas múltiples, en el que un  individuo o una familia reside en dos o más lugares - que han experimentado un crecimiento notorio, facilitado por la mayor movilidad resultado de la mejora en las redes de transporte y los avances tecnológicos. Esto ha hecho posible el uso de hogares múltiples espacialmente distantes, condiciones de trabajo más flexibles y diversas, y que permiten combinar trabajo, ocio y amenidades (Mc Intyre, 2008). En muchos de los casos considerados se visualiza cómo la multi residencialidad promueve urbanizaciones incompletas, es decir asentamientos humanos carentes de infraestructura básica (Otero, Gallego y Dupen, 2011). 

 

Otra de las manifestaciones derivadas del post turismo y que aparecen en esta casuística, es el intento de homogeneización y estetización del paisaje natural y urbano, en búsqueda de ideales estéticos. En el proceso de preparar a los lugares para ponerlos en juego, se impone el requisito de acondicionar estéticamente el lugar en relación al consumo turístico (Massey, 1995). La nueva estética planeada para estos pueblos y ciudades es la manifestación de un espacio concebido. 

 

El complejo juego de movilidades del post turismo también implica riesgos para las comunidades receptoras. Aparecen conflictos por exclusión social, desplazamientos y gentrificación y síntomas característicos de las llamadas sociedades paralelas. 

En primer lugar, los nuevos migrantes se desplazan a estas áreas motivados por una imagen que han construido respecto a este espacio, pero llevando activos sus requerimientos de su vida cotidiana en lo que alguna vez denominamos “efecto espejo” (González, Otero et al, 2009): la intención de recrear una nueva vida en estos destinos, pero trayendo consigo y reproduciendo el modo de vida urbano, con requerimientos tecnológicos, de seguridad, de facilidades y servicios. Por otro lado, la comunidad local comienza a ser desplazada de diferentes modos: antiguos pobladores son paulatinamente desplazados a áreas periféricas, restringiéndose el acceso a determinados espacios públicos, dedicados al turismo. Se promueve también una desmovilización económica y social. Los puestos de trabajos calificados son ocupados mayormente por foráneos - los nuevos migrantes - mientras para los antiguos pobladores quedan generalmente los puestos de trabajos menos calificados y con remuneraciones bajas. La migración de amenidad y por estilos de vida plantea tensiones en el entramado social. Aunque en principio las relaciones entre migrantes y comunidad local son en términos relativos positivas, debido a la necesidad de resolver problemas comunes, posteriormente suelen hacerse evidentes brechas de desigualdad social y económica entre quienes más y menos tienen. Se dificultan los vínculos y el tejido comunitario de redes sociales por las resistencias crecientes entre los grupos de antiguos pobladores y migrantes. Esta falta de integración se vislumbra muchas veces en el espacio de la cotidianeidad. No se comparten espacios de esparcimiento, recreación, cultura, deportes, y también es difícil sostener interacciones entre emprendedores locales y los nuevos migrantes en rol de empresarios turísticos.

 

 

5.         Discusión. Residencialidad post turística, genealogía y necesidades de futuras investigaciones

 

Las migraciones de amenidad y por estilos de vida, en tanto movilidades del post turismo, siguen siendo modeladoras del desarrollo territorial en los destinos turísticos. Tal vez el último y más decisivo efecto de estas migraciones tiene que ver con la dinámica poblacional y la movilidad residencial. 

La residencialidad deviene en informalidad del sector alojamiento, al volcarse a la oferta informal muchas de las construcciones hoteleras y extrahoteleras que encuentran en el mercado informal y en las plataformas digitales, la forma no sólo de mantener a resguardo el capital preservado, sino además de encontrarle una cierta rentabilidad. Tres efectos aparecen: el sobre-aumento de oferta hotelera - con fuerte influencia de la oferta informal -, incluso por sobre el crecimiento de la demanda; una situación de competencia desleal derivada de esta informalidad; y finalmente el aumento de los valores en el mercado de alquileres residenciales, al resultar más rentable colocar esas plazas en el mercado informal post turístico. Las dificultades de acceso a la vivienda terminan siendo el corolario de este encadenamiento de problemas.

 

Una mirada prospectiva sobre la residencialidad deja necesidades y preguntas de investigación respecto de cómo evolucionará el crecimiento residencial. La velocidad de los cambios impone indagar qué nuevas estrategias adopta el negocio inmobiliario para seguir proyectando sus sombras para el juego patrimonialista-especulativo, investigando los diversos tipos de desarrollo y apropiaciones simbólicas y materiales de los territorios; formas que mutan y evolucionan constantemente. Es menester continuar indagando que nuevas territorialidades en disputa, conflictos territoriales y sociales plantea este modelo de desarrollo, y cuál es la agenda posible de actuación a escala local y las alternativas de políticas en el mediano plazo en los destinos post turísticos.

 

Este contexto de descubrimiento impone pensar una estrategia metodológica adecuada. La genealogía como método histórico del análisis de prácticas y de relaciones de poder aparece como un dispositivo inteligente para indagar en la génesis y la evolución de los procesos de configuración y reconfiguración territorial en los destinos post turísticos.  

Inspirado por las interpretaciones de la genealogía de la moral nietzscheana, Michel Foucault establece que la genealogía deconstruye la realidad, señala la falta de fiabilidad de la verdad y tira por la borda la idea de que la historia progresa en un orden lineal. Antes que abocarse al origen de las ideas, los valores, las identidades sociales y  los procesos, la genealogía se presenta como método de análisis de relaciones de poder, juegos y prácticas, enfrentamientos entre fuerzas, atenta a las rupturas y discontinuidades históricas (Prado Filho, 2017: 312).

Indagar en la genealogía de conformación de los destinos post turísticos es un intento de corte post-estructuralista para entender claves de la dinámica del desarrollo territorial. La indagación genealógica es algo mucho más profundo que la mera perspectiva diacrónica. Es un dispositivo inteligente para abordar desde su génesis los procesos de territorialización en estos destinos. La genealogía puede permitir identificar hechos fundantes, muchos de ellos casuales o fortuitos, que configuran una suerte de marca en el orillo que definen lo ontológico y también condicionan el devenir y desarrollo de estos lugares como destinos post turísticos. Entre algunas de las herramientas de este dispositivo genealógico pueden mencionarse las capas de multiterritorialidades en disputa, historias de vida, líneas de tiempo.

 

Las manifestaciones de las movilidades del post turismo requieren finalmente plantear una agenda de temas que aparecen cruciales para futuras investigaciones. 

En primer lugar, continúa siendo relevante el análisis de los condicionantes que impone el escenario del post turismo para la competitividad sustentable de las empresas turísticas y los destinos turísticos con migraciones de amenidad y por estilos de vida. Los factores de competitividad sustentable pueden diferir significativamente según cada destino, su historia, su patrón de desarrollo y hasta por la fase de su ciclo de vida y su estadio como territorio de migración de amenidad. Dentro de esos factores, las condiciones críticas de rentabilidad en destinos turísticos con estas movilidades deben seguir siendo estudiadas y explicadas. 

 

En segundo lugar, se abre una agenda urgente sobre la informalidad y la desigualdad.  Es necesario conocer la naturaleza de estos procesos de informalización, sus causas, consecuencias e impactos en procesos de desigualdad en la generalidad de los destinos post turísticos. En el mismo sentido, se impone atender y estudiar los procesos de desigualdad social en relación al acceso al suelo y a la vivienda. 

 

En tercer lugar, deben ser abordados los procesos de des y re-territorialización derivados de la patrimonialización de lugares. La especulación sobre estos espacios funciona como una fuerza exógena que promueve que los lugares que se patrimonializan, se elitizan expulsando a pobladores local, y convirtiendo la patrimonialización en un motor de dinámicas de exclusión.

 

Para finalizar, es necesario continuar promoviendo procesos de investigación- acción que indaguen y propongan formas de articular procesos de gobernanza eficaces. Resulta aún una necesidad urgente que los gobiernos municipales se sensibilicen sobre las consecuencias y derivaciones del fenómeno post turístico, para propender a un cambio de visión que permita  al Estado pasar de un rol controlador y facilitador de lo inmobiliario, a un rol promotor de condiciones de desarrollo endógenas (González, 2016)

 

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[1] Licenciado en Turismo por la Universidad Nacional del Comahue. Mg. en Evaluación de Impacto Ambiental. Instituto de Investigaciones Ecológicas, Málaga. Doctor en Geografía por la Universidad Nacional de Sur. 

Profesor Adjunto Regular del área Economía del Turismo en la Facultad de Turismo de la Universidad Nacional del Comahue. Profesor en posgrados en la Universidad Nacional del Comahue, Universidad Nacional de Quilmes y Universidad Nacional de San Luis. 

Director de CEPLADES Turismo, Centro para la Planificación y el Desarrollo Sustentable del Turismo, Universidad Nacional del Comahue.  Actualmente dirige el proyecto de investigación " Procesos territoriales y desigualdad en destinos post turísticos del norte de la Patagonia. ". 

Categoría Equivalente de Investigador: II

Ex Decano de la Facultad de Turismo de la Universidad Nacional del Comahue, período 2018-2022

Sus intereses de investigación de los últimos 10 años se vinculan con los conflictos territoriales del post turismo y la competitividad sustentable de destinos turísticos de montaña en la Patagonia norte.